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Manuel Rosado

Alcanzar el conocimiento de lo sagrado siempre ha estado sujeto a normas herméticas de protección por seguridad de la propia Sabiduría, e incluso por la de aquellos pocos que La guardaban en Las Fuentes ancestrales del Saber.Alcanzar el conocimiento de lo sagrado siempre ha estado sujeto a normas herméticas de protección1 . por seguridad la propia Sabiduría, e incluso2 . por la seguridad de aquellos pocos que La guardaban celosamente en las Fuentes ancestrales del Saber.Porque sería tan peligroso y absurdo seguir la interpretaciones de la Biblia dadas por un islamista como aceptar a un catequista lego de un pueblo de mi Extremadura como moderador de un curso sobre La Doctrina de la Religión del iluminado Fichte.Como siempre que no consigo explicar con rigor lo que pretendo decir-y lo hago como norma en estos temas- recurro a Hermes y a los Tres Iniciados del Kybalión porque siempre están ahí para arreglar mis descosidos. Dicen en su prologo de Sirio,'Han existido siempre los pocos que cuidaron el altar de la verdad, sobre el cual conservaron siempre ardiendo la lámpara perpetua de la Sabiduría. Esos hombres dedicaron su vida a esa labor de amor. Ellos no buscaron ni la aprobación popular ni acaparar gran número de prosélitos. ( ) Ellos 'reservan la carne para los hombres' mientras que 'dan leche a los niños', conservan sus perlas de sabiduría para los pocos elegidos capaces de apreciar su valor y de llevarlas en sus coronas, en vez de echárselas a los cerdos, que las mancillarían y las pisotearían en el cieno de sus chiqueros. ( ) Mas estos hombres no han olvidado aún los preceptos respecto a la transmisión de estas enseñanzas a los que estén preparados para recibirlas: 'Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlo con sabiduría', por eso su actitud habitual ha sido que 'los labios de la sabiduría permanecerán cerrados, excepto para el oído capaz de comprender'.Esto es lo que les quería decir yo.Lo que van a leer hubiera sido incapaz de escribirlo hace cinco o diez años; y aun en el supuesto de haberlo hecho, también estoy convencido de que usted no lo hubiera leído; y aún en el caso de leerlo, también es seguro que lo hubiera hecho bajo otro prisma, con otra mentalidad y con otro interés.No soy experto en simbología astral y mucho menos un sociólogo del Zodiaco; pero cuando los medios empezaron a divulgar los cambios vivenciales que nos traería la Era Acuario con respecto a la ya extinta de Piscis, me propuse investigarlos con mis enfermos en las dos situaciones que considero claves del comportamiento humano: en la enfermedad terminal y en la muerte. Y después de un lustro puedo decir que he observado en muchos de ellos un cambio sorprendente en la forma de interpretar su vida y en la forma de trabajar su muerte. Porque la muerte, al igual que la vida, tenemos que trabajarla.Me han dicho los que saben de estas cosas que la Era Piscis se caracterizó por imponer -por sí misma y astralmente- unos poderes fácticos externos que deberían marcar -y de hecho marcaron- el comportamiento individual de los humanos. Y esto se manifestó en una de presión del entorno dominante que certificaba nuestra incapacidad para pensar y decidir por nosotros mismos en las cuestiones transcendentales de la vida y de la muerte. La consecuencia fue una vida y una religiosidad controlada que sólo en los últimos años ha parecido suavizarse e incluso tomar visos de desaparecer.Sin embargo la Era Acuario, al parecer -y a mi me lo está pareciendo en mis experiencia profesional con enfermos terminales- nos ha traído un ideal de libertad, y una necesidad de autoconocimiento que sólo podremos encontrar, sin imposiciones, en los caminos que marque el instinto de nuestra propia y exclusiva naturaleza espiritual superior.Y por eso y para eso ha visto la luz esta Enciclopedia.

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